Reflexión

Dos años de producción intensiva. Dicen que el trabajo ayuda a capear los temporales, pues es exactamente eso lo que sucedió. Dentro de todo lo malo que ocurrió durante estos años, la presión me hizo refugiarme en el trabajo que me sirvió de catarsis. No sé llorar, no grito, ni pataleo, pinto, dibujo y canto, el arte me llena de esperanzas y, a pesar de todo, me hacer ver la vida como una etapa fantástica donde debemos vivir con alegría porque un día, acaba.
En mis pinturas usé los colores del desierto de Atacama, lugar donde mi padre nació y donde él mismo me presentó el bellísimo colorido de una tierra seca que parece muerta, mas que con pocas gotas de agua vuelve  a la vida en su esplendor. En ellas quise homenagear a la Madre Tierra usando el arquétipo de Jung, Gaya y a mi padre, um hombre nacido en el medio del desierto de Atacama, en una oficina salitrera que ya no existe.
Los dibujos fueron saliendo poco a poco en una sala de quimioterapía donde pasé seis meses acompañando a mi marido. Son las lágrimas que no derramé, mi grito de socorro.


Dois anos de produção intensa. Falam que o trabalho ajuda a esquecer os problema, é exatamente isoo que aconteceu. Dentro do ruim que aconteceu nestes anos, a pressão me fez refugiar no trabalho que sirviu de catarse. Não sei chorar, não grito nem desespero, pinto, desenho e canto, a arte me enche de esperanças e, apesar de tudo, me faz ver a vida como uma etapa fantástica onde devemos viver com alegria porque um dia ela acaba.
Nas minhas pintura usei as cores do deserto de Atacama, lugar onde meu pai nasceu e onde ele mesmo me apresentou o belíssimo colorido de uma terra seca que parece morta, mas que com umas poucas gotas d´água volta a vida no seu esplendor. Nelas quis homenagear a Mãe Terra usando o arquetipo de Jung, Gaia e ao meu pai, um homem nascido no meio do deserto de Atacama numa oficina salitreira que já não existe mais.
Os desenhos foram saindo pouco a pouco numa sala de quimioterapia onde passei meses acompanhando ao meu marido. São as lágrimas não derramadas, meu grito de socorro.